miércoles, 6 de enero de 2021

¿Qué tan importante es el final de una obra?

El Ciclo sin Fin.

 




Durante mucho tiempo me debatí sobre la idea de hacer este post, por el hecho de que es un tema que ya he abarcado con anterioridad, lo cual terminaría siendo visto como algo redundante e innecesario con respecto a mi contenido. Sin embargo, ese primer análisis era un experimento más que otra cosa, ya que en ese momento no estaba seguro de si iba a tener tanto éxito o que de plano sería interesante para los lectores y cualquier persona que se sienta atraída por aquel tópico, puesto que entre tantos Blogs que se han hecho aparte del mío, los cuales se enfocan más en los análisis sobre el poder de un personaje, versus y comparaciones, a veces no es sencillo generar interés al compartir tu opinión con los demás. Evidentemente, los comentarios de apoyo (y sobretodo el número de visitas) me hicieron entender que estaba muy equivocado al tener ese pensamiento, por lo que me animaré a seguir con esta clase de post de una manera más constante, empezando de nuevo con un proyecto que estuvo a punto de ser cancelado.


Consideremos esto como una segunda parte de mi post sobre la conclusión de personajes, ya que tengo pensado explayarme en algunos ejemplos que di en aquella entrada, además de que en esta ocasión me enfocaré en el final de una obra en general. Sin más introducción, bienvenidos a una nueva era de los Análisis en este Blog.




Toda persona que sea asidua a este mundillo al que comúnmente denominamos como la Comunidad Geek (más precisamente en el mundo del cómic y el manga) y que lleva una considerable cantidad de tiempo consumiendo las obras de ambos medios, que suelen ser de naturaleza serial o independiente, sabe a la perfección que toda buena historia ficticia debe tener un final. No por nada muchos trabajos de ficción que en la actualidad son considerados como Grandes Obras, aquellas que reciben el reconocimiento de ser Obras de Culto, Obras de Arte e inclusive Obras Maestras, poseen ese título por el simple hecho de que su argumento principal, sus tramas y la construcción de su mundo está tan elaborada y bien cuidada, que es bastante difícil encontrarle alguna incoherencia o aspecto negativo que no consistan en ser excusas baratas y rebuscadas, o más allá de lo que se pueda decir luego de formarse una opinión personal. Claro que esto también aplica a otros medios como las películas, videojuegos, novelas, cuentos y series animadas y live-actions, las cuales inevitablemente también forman parte de nuestros gustos e intereses, y que han logrado mantenerse vigentes gracias al apoyo de los fans. Sin embargo, por lo general es muy raro encontrarse con una obra que cumpla estas características, no porque la gran mayoría sean malas o mediocres, sino porque todo depende de la dirección y temas que la obra quiera abarcar, aunado a si su objetivo es simplemente el de entretener, o de crear algo más denso y complejo con el fin de dejar una interpretación más reflexiva al espectador, y dependiendo de las decisiones creativas y el talento que tengan las personas a cargo de dicho proyecto, puede resultar en un trabajo de calidad y relevante en su respectivo género e industria, o en algo olvidable que lamentablemente nunca alcanzó el éxito, y en caso de que lo haya alcanzado, lo hizo por las razones incorrectas. Es por esto que incluso a la hora de darle un final a las obras que son catalogadas como perfectas en todo sentido, no se salvan de tener algunos defectos en su narrativa que evidentemente se pudieron mejorar, ya sea que el desarrollo de sus personajes sea algo insatisfactorio pero que aún así tuvieron una buena conclusión en su mayoría, o que la construcción de sus tramas desemboque en el hundimiento de la propia serie, algo que obviamente resulta decepcionante para las personas que la han estado siguiendo con el pasar de los años. 



Ahora, cuando se trata de hacer que una obra tenga su cierre definitivo, ya sea con el propósito de terminarla para continuar otros proyectos, o cuando se decide que debe tener una culminación para que esta alcance su máximo potencial y por ende sea una obra completa, hay varias maneras de lograrlo, desde las más usadas y clichés, hasta las más novedosas y originales, las cuales suelen ser una subversión de las más antiguas con el fin de ajustarlas a la era contemporánea.



Una forma clásica es a la que se recurre en las sagas y franquicias que están enfocadas en el género de la Fantasía o Ciencia Ficción, donde es muy normal ver que en sus arcos finales los protagonistas se enfrenten a la personificación de la maldad que existe en su mundo, aquellos villanos que siempre buscan un poder más allá de sus límites y que emplean cualquier método para lograrlo, provocando que se desarrolle todo un escenario en el que los héroes puedan salir vencedores de una forma que se sienta natural y que tenga lógica con el Universo que se está planteando, y tras la derrota del villano, la conclusión de los personajes generalmente se basa en tener una vida pacífica después de tanto sufrimiento, esfuerzo y sacrificios, dando paso a que tengan la función de ser los mentores para toda una nueva generación, quienes serán los responsables de continuar su legado. Este tipo de finales han tenido variaciones con el pasar de las épocas, puesto que lo más innovador que se puede hacer con una obra de este estilo, radica en la evolución de los personajes y en que la narrativa sea consistente y sólida, siendo una muestra de esto mismo la serie de Avatar, donde al final, Aang logra alcanzar el poder definitivo de un Maestro del Aire, dominando todos los elementos para derrotar al Gobernante Ozai, el mayor enemigo de la serie y quien tenía el objetivo de conquistar a todas las demás Naciones con puño de hierro, pero lo interesante de la historia es ver el cómo se desenvuelve y va tomando forma para llegar hasta ese punto, y ese es el aspecto más destacable de la serie, puesto que se esfuerza bastante en no ser tan predecible con sus arcos argumentales, teniendo en su respaldo un conjunto de personajes memorables y bien caracterizados, además de una construcción de mundo que es en esencia fascinante.

No obstante, el problema que suele haber con este final, es que si se trata de imitar la misma fórmula de una manera que no es la adecuada, o si se convierte en algo repetitivo que ya no tiene nada más que ofrecer en cuanto a nivel narrativo, entonces será un producto inevitablemente inferior.
Por ejemplo, en algunas ocasiones he dado a entender que en mi opinión, la sola existencia de Super hizo que Dragon Ball muriera como franquicia, y si bien en la actualidad ya no pienso de esta manera (al considerar que incluso algo como Super puede tener aspectos positivos) nunca he dado justificaciones válidas al respecto. Mi pensamiento se basaba en que los productores nunca se esforzaron en hacer algo igual o mejor de lo que hizo Toriyama con su obra en la era de Z e incluso en el DB Original, siendo que como secuela es muy decepcionante, puesto que los arcos argumentales de Super están muy mal desarrollados, introduciendo a personajes unidimensionales con motivaciones ridículas e hipócritas en todo el sentido de la palabra, o que simplemente surgen como un intento de complacer a los fans (y a otro tipo de comunidad que no mencionaré) que querían ver a personajes de un género específico que tengan el rol de ser los guerreros pertenecientes a la raza de su respectivo mundo, e incluso los que aparentaban tener un gran potencial y ser buenos personajes con algo de desarrollo, pero que fueron desperdiciados por la conveniencia del guión y demás decisiones creativas bastante cuestionables, además del reciclaje mal hecho de algunas tramas que convirtieron a Dragon Ball en la sombra de lo que una vez fue (funcionando más que nada como una Extensión de su Universo). Aunque bueno, al menos podría decirse que en la actualidad con la Saga de Moro se volvió algo decente, pero ni siquiera esta saga se salva de los mismos problemas que Super ha estado arrastrando durante todos estos años, y en mi opinión personal, el final de Z con la Saga de Freezer y posteriormente la Saga de Buu, e incluso el final del Primer DB con el arco de Piccoro Daimaku Jr., han sido mayormente el causante de que alcanzara su epítome argumental, siendo lo mejor que esta franquicia pudo ofrecer.




Luego tenemos al que quizás es el tropo argumental más utilizado en las tramas que consisten en los Viajes en el Tiempo, y ese no es otro que el Time-Reset, el cual se centra en una travesía en la que los protagonistas tienen que hacer todo lo posible para viajar hacia el pasado con tal de deshacer el desastre que provocaron en el presente, y de ese modo crear un mejor futuro. El problema con elegir este recurso para la culminación de una obra, es que precisamente su uso tan constante puede ocasionar fallos en la narrativa, sobretodo si la misma resulta ser muy lineal y sigue una cronología que ya fue establecida, en ese caso sería un completo error utilizar este tropo a la hora de crear un final, por el hecho de que arruinaría el desarrollo de los personajes así como de los acontecimientos en la propia historia, regresando a lo que vendría siendo el Status-Quo, una idea que en general resulta insatisfactoria desde la perspectiva del espectador. Curiosamente, incluso el Time-Reset pueda llegar a ser el final más adecuado si la obra está destinada a ese camino, puesto que si su narrativa no se caracteriza por ser especialmente compleja, o si ayuda a que algunos personajes puedan tener una conclusión, entonces el tropo no se vería como algo negativo, pero tiene que usarse con astucia para que no resulte tan evidente.

Un ejemplo que me gustaría mencionar es la franquicia de El Príncipe de Persia, destacando a su trilogía original en los videojuegos, donde en la primera entrega, El Príncipe tiene que llegar al Reloj de Arena con tal de viajar al pasado, apuñalando la Daga del Tiempo en el susodicho Reloj para lograrlo y a su vez contarle a todo el Reino de Persia el plan de conspiración que tenía el villano de la franquicia, El Visir Zervan, el cual era utilizar el Reloj para convertir a sus habitantes en monstruos de arena que pudiera controlar con su magia para de ese modo arrebatarle la Daga a El Príncipe, y lograr su cometido de transformarse en un Ser Divino e inmortal. Bajo el contexto de la historia, un Time-Reset es una medida bastante coherente, y el hecho de que El Príncipe sea una especie de Viajero Temporal que conserva los recuerdos de sus aventuras hace que el personaje sea más interesante, al darnos un desarrollo en donde el protagonista pasa de ser un joven rebelde y aventurero, a ser alguien maduro y experimentado que está más que dispuesto a salvar a su Reino por todo lo que vivió, algo que tendría repercusión en secuelas como Warrior Within, al mostrarlo como un guerrero implacable que quiere corregir su pasado a causa de ser perseguido por un Ente Sobrenatural, El Dahaka, cuyo trabajo es castigar con la muerte a cualquier ser que haya abierto las Arenas del Tiempo y lograra sobrevivir, provocando que tanto El Príncipe como el resto de personajes introducidos tomen una serie de decisiones moralmente cuestionables y egoístas con tal de salvar sus pellejos, cambiando su destino sin importarle los daños que esto podría ocasionar. Irónicamente, esto desencadena el hecho de que en The Two Thrones sucediera lo que El Príncipe quería evitar en un inicio, que su Reino sea gobernado por Zervan y este lo moldeara a su antojo, esclavizando a sus habitantes y teniendo un ejército de criaturas bajo sus ordenes, lo cual provoca que por primera vez El Príncipe reflexione sobre sus actos y se dé cuenta de que sus años de amargura lo han estado corrompiendo y transformando en una persona que realmente no quiere ser, piensa en alguien que no sea él mismo y se hace responsable de todos sus errores, dando paso a que su conclusión como personaje se base en volver a derrotar a su mayor enemigo con tal de ser el nuevo Rey de Persia, el Rey que la ciudad de Babilona y sus pacíficos aldeanos tanto necesitaban.


En resumen, un uso ingenioso y satisfactorio del Time-Reset.    



   
Si viajamos a los mundos del cómic y el manga, podemos observar que los finales por lo general se basan en derrotar a un villano que alcanzó el poder absoluto en su Universo, otorgándole el título de ser el más roto, aquellos personajes cuyo poder y habilidades especiales son tan vastos que los protagonistas realmente nunca tendrían posibilidades de salir victoriosos, siendo básicamente una subversión del primer tipo de final que mencioné anteriormente, con la diferencia de que hay una inclinación a que la obra decaiga en cuanto a calidad, al desarrollar escenarios rebuscados e inverosímiles solo para que los protagonistas puedan salir avantes y bien librados de la situación. En un medio donde existen personajes con el suficiente poder como para destruir Planetas, Sistemas Solares, Galaxias, Universos, y que pertenecen a un Plano Dimensional tan incomprensible y abstracto que les proporcionan un poder inconmensurable, es muy común ver que hallan fallos e inconsistencias en su Sistema de Poder, provocando que el final de una obra que tengan personajes de este estilo sea algo que se puede estropear muy fácilmente, y a su vez resulte en algo muy contrario a lo que se debería esperar. Si eres un escritor o consumidor que gusta de ver y de crear este tipo de material, y tienes a tu vista todo un verso de personajes tan poderosos, entonces sabrás que lo mejor que se puede hacer con esta clase de obras es idear un contexto plausible, que tenga sentido y que sea orgánico, con tal de hacer que su culminación consista en que en lugar de crear el típico escenario de la batalla final con acción pura en todo su esplendor, se base más bien en darle una conclusión a los personajes desde un punto de vista más filosófico, ya sea que se den cuenta de que tanto poder no significa nada para ellos y al final solo provocan más dolor y sufrimiento del que realmente desean, y a partir de este vacío existencial consiguen la motivación por la cual están hechos y les da un sentido a su propia vida, o simplemente hacer que el personaje en cuestión asuma el poder y responsabilidad de su cargo con el fin de guiar a las nuevas generaciones, ya sea sacrificándose para crear un mundo mejor, o retirarse permanentemente de su labor con el fin de que alguien más siga sus pasos y no cometa sus mismos errores.

Obviamente se debe hacer todo lo posible para que este concepto no se arruine con la propia narrativa, ejemplos de esto deben haber muchos, pero el que siempre se me viene a la mente es lo que se hizo en Avengers Endgame, donde los guionistas hicieron una ensalada de incoherencias a comparación de Infinity War, es decir, asesinan al Thanos del presente antes de que se explore su nueva mentalidad y filosofía tras exterminar a la mitad de la vida en el Universo (impidiendo que tenga una verdadera conclusión de personaje) y utilizan al Thanos del pasado en su reemplazo para hacer un final todo épico y fan-servicero en el que los protagonistas tengan la satisfacción de poder derrotar al villano más temible al que se han enfrentado, los viajes en el tiempo no son explicados de la manera correcta, las catástrofes que suceden en el mundo por culpa del chasquido son corregidas prácticamente de la nada, y ni hablar de la publicidad tan rastrera que se hizo en su momento con Spider-Man Far From Home, donde incluso antes del estreno de Endgame, los trailers de la nueva película del Arácnido te decían en toda la cara que los buenos ganarían y el mundo volvería a la normalidad, básicamente se van por el camino fácil para darle el final a una etapa de un Universo Cinematográfico que se ha estado desarrollando con el pasar de los años en lugar de irse por un rumbo mucho más arriesgado y creativo que signifique la cumbre argumental de toda esta saga, algo que sería decepcionante en muchos sentidos si no fuera por algunas escenas bien dirigidas y el final conmovedor que se les da al grupo principal de Los Avengers.





Yéndonos al lado contrario de este ejemplo, como las Series Live-Action que están más enfocadas en el desarrollo de personajes y en el divertimento en que las situaciones en donde se ven envueltos puedan tener, un problema que suele surgir es que si la serie se ha mantenido en emisión durante mucho tiempo, es inevitable el hecho de que a la hora de darle un final, tenga contradicciones con lo planteado en las anteriores temporadas.

Colocando un ejemplo muy famoso, The Big Bang Theory, es de esos casos donde su final, a pesar de ser decente, en su ejecución hay varias cosas que no tienen mucho sentido, como el hecho de que luego de una discusión entre el elenco protagonista, los amigos de Sheldon se dan cuenta luego de 10 temporadas que han estado siendo manipulados por este último, y que no deberían hacer todo lo que él les ordene solo porque tenga Síndrome de Asperger, y que esto desencadene que la pareja del mismo Cooper le diga todas sus verdades y que se ha comportado como un imbécil durante todos estos años es una incoherencia más, porque el Físico Teórico Nerd ya había tenido un desarrollo personal que consistía en volverse más humano y receptivo con la gente a su alrededor. Aunque con esta serie se le podría dar una justificación, ya que en general se centra más en la comedia y en el entretenimiento, por lo que es común que cuando se quiere crear un escenario más serio y que tenga cierta continuidad, en posteriores episodios sean olvidados por alguna razón, pero por lo menos esto no provocó que su final se arruinara, puesto que en las últimas escenas vemos a Sheldon cumpliendo su sueño de ganar un Premio Nobel de Física, y a mitad de su discurso le da crédito a sus amigos y se disculpa por como ha actuado durante el transcurso de la serie, dándole una conclusión definitiva al personaje.




Habiendo comentado sobre todo esto, entonces, ¿cuál sería el método, procedimiento y metodología para todos estos finales independientemente del medio, narrativa y género ficticio que se quiera abarcar?, la respuesta la daré con el final de este post, donde mencionaré algunos ejemplos que he visto, los cuales considero de los mejores que se han realizado en una obra, sea de la categoría que sea, y que han mantenido el mismo nivel de calidad durante toda su historia.





¿Cómo debería darse el final de una obra?.


Primero tenemos a El Rey León, el largometraje animado original de 1994 dirigido por Rob Minkoff y Roger Allers. Aquí tenemos una muestra de cómo se debe crear un final que consista en que el héroe venza al villano, albergando a personajes carismáticos poseedores de conflictos internos que guían sus motivaciones. Tras exiliarse por no soportar la culpa de ser responsable de la muerte de su padre y siendo manipulado por su tío, Simba asume su cargo como heredero del Trono, y regresa a su Reino para desafiar a Scar y reclamar lo que le pertenece, desatando una intensa batalla en la que logra salir exitoso en el último segundo, y de esto se hace un contraste entre dos escenas, pues mientras que su mayor enemigo no solamente es derrotado, sino que desciende a un Infierno en el que una de sus mentiras le costaría su propia vida al ser devorado por sus seguidores, la presencia de Simba subiendo al Trono de Piedra resulta en un auténtico Paraíso, y a su vez, en una absoluta victoria donde La Sabana tiene como Gobernante a El Rey León que siempre debió tener, cumpliendo con el Ciclo sin Fin que sus allegados tanto anhelaban que ocurriera.

Final brillante y maravilloso.



Otra muestra es el filme de Days Of Future Past, en el que los X-Men logran hacer que Wolverine viaje al pasado para avisarles a unos jóvenes Charles Xavier y Erik Lehnsherr, alias Magneto, sobre los eventos en los que el futuro de su raza estaría en riesgo, lo cual provoca que formen una alianza con tal de corregir la línea temporal impidiendo la creación de los Centinelas por parte del Gobierno Estadounidense, pero las motivaciones de Magneto harían que siguiera un ideal que volvería a originar la guerra entre Humanos y Mutantes, y cuando Mystique logra derrotarlo con una estrategia, Charles la convence de abandonar su venganza para construir un futuro mejor, algo que finalmente sucede cuando la película muestra como la decisión de Raven crea una nueva línea de tiempo en donde tanto la Humanidad como la Sociedad Mutante gozan de cierta paz y armonía, construyendo un escenario en el que los viejos Charles y Erik tienen una conclusión que se basa en reconocer sus errores por ambas partes, al darse cuenta de que desperdiciaron tantos años con batallas sin sentido, terminando con una reconciliación justo en el momento en que ambos personajes estuvieron a punto de morir. Claro que este final trajo consigo algunas cosas malas como X-Men Apocalypse y la culminación decepcionante de la franquicia con Dark Phoenix, pero también cosas buenas como Logan, la mejor película de Marvel y que le da una conclusión más que digna al personaje que lo inició todo, pero aquí estamos tomando más en cuenta al desarrollo argumental de Días del Futuro Pasado, el cual es poseedor de un final asombroso.



Viendo a los mundos del cómic y el manga, existen dos ejemplos en ambos medios de dos personajes que son completamente distintos pero que aún así, la conclusión reflexiva y emotiva de sus obras los hacen tener algo en común.

Shinichi Izumi, del anime y manga Kiseijuu/Parasyte, quien tras aceptar su nueva naturaleza, siendo una combinación física y psicológica entre un Humano y un Alienígena denominado como Parásito, derrota a su enemigo final con una última estrategia junto a su compañero Migi, para seguir con una vida normal luego de todo lo que sufrió, y posteriormente acaba con un asesino en serie que había conocido con anterioridad y salva la vida de la mujer que ama, donde se da cuenta de que su Mano Derecha siempre aparecerá cuando más lo necesite, dando paso a una conclusión en la que ambos personajes logran coexistir en la sociedad, entendiendo que a veces se debe dejar ir a un ser querido para continuar con una vida plena y feliz, pero nunca olvidando su verdadera naturaleza y del lugar de donde provienen, recordando a los individuos que los hicieron cambiar para bien.

Superman, en su historia alterna Strange Visitor, donde se nos cuenta que tras un período de millones de años de ser el Superhéroe más grande que existió, termina fungiendo como el Centro del Universo para asegurar su supervivencia, pero al llegar un punto en el que inclusive los Dioses fallecieron y ya no quedaba nadie más que proteger, Clark se decide por dejar que el Universo tenga su muerte entrópica, obteniendo el poder suficiente para abrir una brecha espacio-temporal con tal de rescatar a un Astronauta que nunca olvidaría y que se hallaba atrapado en la Sexta Dimensión, y luego de salvar al Viajero Espacial Kamandi, y mandar su Nave lejos del Big Bang para finalmente ver el nacimiento de un nuevo Universo, las últimas palabras de Kal-El dan a entender que no importa qué tan poderosos sean los males a los que se enfrenten, mientras exista la vida en el Universo, él siempre estará ahí para proteger a los demás.



Por último tenemos a Walter White, de Breaking Bad; en el final de la serie, Heisenberg muestra una revelación que funciona como catarsis de todo lo que sucedió durante las temporadas, admitiendo frente a su ex-esposa, Skiller, que todas las cosas horribles que realizó y que lo condenaron por el resto de su vida, no las hizo por su familia, sino que las hizo por él, puesto que era muy bueno en su trabajo y lo hacía sentir vivo, un criminal que destacaba por traficar metanfetamina considerada como perfecta, y que subía en la escala de poder hasta volverse un capo de las drogas, obteniendo un final adecuado para un villano como él, perdiéndolo todo para después dejarle a su familia el dinero que ganó como un fallido intento de redimirse por sus acciones, y tras salvar la vida de su compañero y alumno, Jesse Pinkman, y de recibir una herida de bala, acepta su muerte de una manera en la que no se arrepiente de absolutamente nada, dando paso a la conclusión tanto de él como de Jessie, quien a diferencia de Walter, logra tomar el control de su propia vida, y emprende un viaje en donde tendrá la oportunidad de comenzar de nuevo, teniendo un futuro prometedor.

Final excelente en todo sentido.




Y bueno, pienso que la moraleja de todo este tema, y la reflexión final que me gustaría que se llevasen con ustedes, es la siguiente: No importa si una obra tiene infinidad de historias por el hecho de ser una franquicia, o si esta es sobreexplotada al punto de no tener un final definitivo, si en historias previas la obra ya tuvo su culminación, entonces eso es más que suficiente, y en lo que a mí respecta, las mejores historias son aquellas que lograron conservar su esencia y calidad desde el principio hasta el final. Lo único que nos queda a nosotros como consumidores es aceptar los defectos de la Industria actual y aprender a vivir con ello, ya que en esta vida nada puede ser perfecto.

Espero que les haya gustado esta nueva entrada, y les deseo un feliz año nuevo.