"La paz solo puede venir como una consecuencia natural de la iluminación universal, y la fusión de razas. Y todavía estamos lejos de esta feliz realización."
-Nikola Tesla.
Breve Historia:
Jogalo fue un Soldado Imperial que para salvar a su planeta de la destrucción a causa de una guerra sin precedentes, se vio obligado a viajar por el espacio con la ayuda de un traje y una nave de alta tecnología, con el fin de encontrar una fuente de alimentación que emane grandes cantidades de energía, la suficiente como para preservar la vida en su propio cuerpo celeste. Esto le haría llegar hasta la Tierra, uno de los lugares más peligrosos y hostiles del Universo, pero que aún así posee una increíble cantidad de recursos que su especie nunca supo explotar adecuadamente. Sin embargo, la nave de Jogalo se estrellaría en una zona desértica, quedando dicho medio de transporte destruido, obligando a su conductor a permanecer en el planeta hasta que pueda repararla y encontrar la fuente de energía que tanto deseaba. Pero lo que Jogalo no sabía, era que su estadía en la Tierra haría que su vida cambiara para siempre.
Nombre: Jogalo, Shawn Wright (nombre de Terrícola).
Raza: Yvagi.
Edad: Más de 100 años mentalmente, físicamente más de 40 (en años humanos su edad es equivalente a los 30´s).
Clasificación: Alienígena Mutante, Soldado Imperial, Astronauta, Criminal Intergaláctico.
Descripción:
Los Yvagi se caracterizan por ser una raza humanoide de piel amarillenta y ojos rojos, aunque este aspecto puede variar según el individuo. Es proveniente del planeta Malgorath, el cual se encuentra a miles de años luz de la Tierra, ubicado en el vigésimo cuarto Sistema Solar de la Vía Láctea, el cual forma parte de la constelación del Dios Dragón Noctus, quien nació de las cenizas del Ave Fénix Yuyucatán, que trajo consigo la luz a todo el Universo a través de la producción de su Fuego Primordial, generando La Primera Llama que surgió después del Big Bang.
Jogalo nació en el año 712 del Calendario Yvaginiano, que en nuestro planeta es equivalente al año 1900. Entrenó desde su juventud tras ser considerado alguien con un gran potencial en batalla, luego de que un par de soldados vieron cómo salvó la vida de su madre, quien fue secuestrada por unos criminales que pretendían pedir una gran suma de dinero para su rescate, ya que era de clase media-alta y una empresaria importante en su sociedad. Él exigió acompañar a las autoridades pertinentes al pensar que podría ser de gran ayuda por sus capacidades, logrando vencer a los criminales y salvando a su pueblo de una ladera que se derrumbaría a causa de la explosión de una bomba que destruyó una mina, la cual se hallaba oculta en las montañas e iba a servir como una vía de escape para los secuestradores.
Fue entrenado en el arte de la guerra y sirvió como miembro de la Guardia Real por un tiempo, hasta que decidió estar a la cabeza de su propio ejército, una facción que formó parte de la mayor línea de defensa del Imperio Yvagi. Sin embargo, la lucha por el control del Imperio, donde se realizaron actos cuestionables a través de la política y la religión de Malgorath, provocaron una guerra que agotó una gran cantidad de recursos en la creación de armas biológicas y de alta tecnología, e hicieron que Jogalo se viera obligado a huir de su propio planeta, siendo considerado un desertor, un traidor e inclusive un prófugo de la justicia, debido a que en su lista de crímenes están el haber matado a varios de sus compañeros, además de líderes y comandantes del Imperio, y robar una nave espacial.
Su verdadera apariencia consiste en una piel roja, ojos amarillos y una cabellera negra, además de barba y vello en otras partes de su cuerpo, y una estatura de 2.10 metros. También posee unos cuernos y una cola similar a la de un reptil, de la cual suele desarrollar picos blancos. Esto es debido a una mutación que se produjo mientras que los Yvagi se relacionaban con otras especies, como aquellos que a causa de su nombre impronunciable, son apodados como Demonios Espaciales. Jogalo no dura con su cola y sus cuernos por mucho tiempo, ya que se los arranca o se los corta por el desprecio que tiene hacia su propia naturaleza. Tiene una personalidad recta, segura y confiada a causa de sus años de experiencia, aunque a veces muestra una faceta más amargada, fría, testaruda e impasible de sí mismo. Llega a ser más amable y condescendiente con los Humanos al verlos como una especie muy primitiva pero de gran potencial, razón por la que se le considera el mejor amigo de Sech, por el hecho de ser con quien más suele andar y convivir, a pesar de que varios seres que los han visto interactuar aseguran que tienen una relación de Amor y Odio.
Le gusta el Jazz y la música clásica y moderna, razón por la que suele ser visto cargando con equipos de sonido, aparte de realizar misiones de entrenamiento en la Tierra.
No le gusta ver corrupción e injusticia a su alrededor.
Habilidades:
La mutación de Jogalo hizo que combinara las habilidades de un Yvagi y un Demonio Espacial, teniendo lo mejor y lo peor de ambos mundos. Posee una gran fuerza física, pudiendo atravesar muros con sus golpes y provocar temblores a base de los mismos, además de rivalizar con monstruos que tienen el tamaño de estructuras enormes. Con su cola puede atrapar a sus oponentes o aumentar el daño de sus ataques al golpearla contra el suelo, y le permite sujetarse en una zona específica para salvarse de caer en precipicios o para ayudarle a soportar el impacto de una caída libre. Su piel es tan sólida que lo vuelve resistente al dolor y al daño físico en general, además de que el contacto con armas blancas hacen que estas simplemente se rompan, y prácticamente ningún arma de fuego le puede hacer daño.
Su traje es una pieza de alta tecnología que le permite sobrevivir en el espacio exterior por un período de tiempo indeterminado, siendo que fueron desarrollados para que los Yvagi pudieran soportar la radiación, el frío y demás efectos del cosmos con mayor facilidad. El traje también le otorga la creación de armas que se adapten al planeta con el fin de defenderse de las fieras que habiten en el, y el hecho de poder ajustarse a su cuerpo hace que pueda moverse con mayor libertad. Las armas favoritas de Jogalo son un Cañón Anti-Disturbios que proyecta energía, un Láser en su muñeca, una Espada Dorada y un Sable de Luz de color verde. Otras funciones del traje son el poder comunicarse con cualquier forma de vida inteligente una vez que logra descifrar su idioma a través de una interfaz de códigos binarios, y es capaz de crear cualquier clase de dinero que exista en el planeta, mediante la transmutación de materia a través de la energía existente en el interior del traje, y tiene incorporado un Jetpack que inclusive le permite volar por el espacio.
Los Yvagi pueden cambiar a la forma de cualquier ser vivo una vez que obtienen su código genético, no solo obteniendo una apariencia similar, sino desarrollando capacidades similares a la especie de dicho individuo. Es capaz de ver en la oscuridad, y puede generar fuego a través de sus cuernos y su boca cada vez que se enoja (lo cual sucede muy a menudo).
Tiene una gran experiencia en combate debido a que su raza puede vivir por cientos de años, aprendiendo una gran cantidad de estilos de lucha provenientes de otros planetas, y tiene conocimientos de tanto la Ciencia como la Magia.
Debilidades:
-Su traje necesita de procesar y consumir una enorme cantidad de materia para funcionar al 100% de su capacidad, de lo contrario quedará inutilizable si se realiza un gran esfuerzo con el, como después de entrar en la atmósfera de algún planeta, por lo que necesita mejoras.
-Su traje puede ser hackeado, aunque su inteligencia artificial hace que pueda anularlo y volver a funcionar.
-Jogalo puede ser algo crédulo cuando desconoce sobre las costumbres de un planeta, lo cual suele ser aprovechado para manipularlo y engañarlo (aunque esto pocas veces ocurre debido a su experiencia).
-El desprecio hacia una buena parte de su raza hace que tenga un conflicto moral, y eso provoca que en ocasiones se considere indigno de su traje o se deje vencer por sus adversarios.
-Si está bajo mucho estrés actuará de forma irracional.
Diálogos:
Era un día soleado en el Lejano Oeste de Caracos. Jogalo se había quedado en un hotel de lujo mientras viajaba en un camper proporcionado por una vieja amiga. En su forma terrícola era un hombre de cabello castaño corto, ojos azules, una gran quijada y un cuerpo fornido. Reservó una habitación aparte y pasó la noche allí. En la mañana siguiente, se levantó y se dirigió hasta la puerta del cuarto donde se encontraba su amiga, para luego tocarla y hacer que saliera. Era una mujer joven entre unos 20 y 30 años, de cabello negro, ojos esmeralda, una piel morena, de vestimenta vaquera, un sombrero y unas gafas de sol que combinaba con una sonrisa burlona en su rostro. Ella y Jogalo caminaron juntos por el vestíbulo, agarrados de la mano, puesto que se habían registrado como pareja y querían mantener las apariencias. Él tomaba la Mano Robot que formaba parte de una prótesis de hierro que reemplaza a su brazo derecho, lo cual le incomodaba, ya que no sentía ningún vínculo sentimental hacia ella, o al menos eso era lo que quería creer. Fueron a un restaurante cercano y de alta calidad, y se sentaron cerca de las ventanas de cristal que habían en los asientos de la izquierda, donde empezaron a ordenar el desayuno, y después tuvieron un breve diálogo.
―Según mi base de datos, este es uno de los mejores restaurantes del país, cocinan un pollo de alta calidad. Por cierto, ¿quién pagará por esto?― preguntó mientras veía cómo Sech miraba su comida con cierto morbo y satisfacción.
―Tú lo harás.
―¿Y por qué yo?.
―Porque eres un hijo de puta, ¿recuerdas?. Eres mucho mejor persona de lo que yo jamás sería― respondió mientras le daba una gran mordida a su pollo para después tragar y cerrar los ojos―. Además, no sé cómo serán las cosas en tu planeta, pero en la Tierra, el hombre siempre es el que paga la cuenta.
―Ya descubrí el significado de aquel término, es un insulto. Te diviertes jugando con la inocencia de los demás, ¿cierto?.
―¡Exactamente, es como si me conocieras de toda la vida!.
―¡Lo sabía!. ¡Desde ahora dejaré de confiar de ti!― exclama mientras Sech se reía de él.
―No creo que tengas otra opción, Shawn. No quieres que tu especie sea conocida por el resto de los terrestres, ¿o me equivoco?. Tampoco tienes a dónde ir, así que deberías de considerar lo que dices y lo que haces a partir de ahora.
―¡¿Estás chantajeándome?!.
―¡Sí!, además no tienes de qué preocuparte, tu traje estará a salvo conmigo... mientras hagas todo lo que te diga.
―¡No soy tu mascota, ni tu rata de laboratorio para que puedas manipularme como se te antoje, Bárbara!.
―¿Prefieres estar conmigo o con el Área 51?. Créeme, no son tan amigables como yo.
―Tú definición de amigable es lo que me preocupa.
―Deberías preocuparte más por ellos... si les muestras lo que eres, tratarán de diseccionarte y posiblemente te maten cuando lo hagan.
―Dudo mucho que haya algo en este planeta que pueda matarme.
―Eso seguramente han dicho muchos otros como tú que han llegado en alguna nave espacial, y lo máximo que escuchas sobre ellos son solo rumores de su existencia. Tuviste suerte de que no te encontraran. No imaginas la cantidad de armas que poseen, ¿has escuchado de los Hombres de Negro?.
―¿Qué eso no es solo una película?.
―¡Jaja!, eso es lo que quieren que creas. No seas tonto, Jogie, nuestro Universo está lleno de secretos, ¡hasta tú mismo lo sabes!. Nadie en este planeta lo sabe mejor que tú.
Esa última frase dejó pensativo a Jogalo por un minuto, durante el cual llegó el camarero trayendo una comida extra que Sech había pedido, la cual era pasta con carne molida y mantequilla.
―Aquí tiene señorita.
―¡Muchas gracias, pibe!. Ah, espera, deja la jarra de agua aquí, ¿quieres?.
―Lo siento, no puedo.
―¡Hey, hey, hey, espera!― le da al camarero un billete extra en un intento de sobornarlo. El chico mira a Jogalo con cierta confusión, pero este último solo se alza de hombros y el camarero termina aceptando la propina para luego irse a atender otras mesas.
―Vaya, así que soy el amigo de Madonna.
―Jeje, aprendes rápido.
―Eso es mucha carne.
―¡Por supuesto que sí!, solo un vegano estúpido desperdiciaría la carne. ¿Tú eres uno de esos?― preguntó mientras seguía comiendo.
―Me es indiferente. En Malgorath aprendimos a convivir con nuestros animales y podemos alimentarnos de cualquier aspecto existente en la naturaleza.
―Supongo que por esas cosas es que comenzaron los conflictos de poder que derivaron en una Guerra Interplanetaria, ¿no es cierto?― alegó de forma sarcástica.
―Ah, ¡por eso no le agradas a nadie!.
―Sí, ¿pero qué opción tienen los demás?.
―Asesinarte, quizás.
―¡Jajaja, buena suerte con eso!. Aunque puede que alguien lo logre algún día. ¿Quién sabe?, tal vez tú podrías tener ese gusto.
―No tendría ningún placer en asesinar a una terrícola como tú.
―Dices eso porque no te he dado razones para hacerlo, aparte de que también tengo guardada tu nave espacial... en un lugar que solo yo conozco.
―No me explico por qué tienes tantos enemigos.
―¡Me encanta que hayas aprendido a usar el sarcasmo de los Humanos gracias a mí!― exclamó de forma coqueta para luego reír muy alto y sin control. Jogalo la veía de forma incrédula y desinteresada, hasta que se dio cuenta de que Sech estaba empezando a llamar mucho la atención, por lo que decidió levantarse para detenerla.
―¡Tranquilos, amigos, no pasa nada!.
―¡Estoy bien, estoy bien, ya siéntate!― dijo molesta mientras tosía y dejaba de reír.
―Toma agua, antes de que tengas un ataque de diabetes― respondió en voz baja para después sentarse―. No te ves muy bien últimamente. No tomas tu medicina y es evidente que perturbas a todo el mundo... Bueno, más de lo que ya lo haces.
―¡Así es, es mi toque personal!. Pienso y existo mucho mejor cuando estoy en mi País de las Maravillas.
―Hablando de eso, por los 4 años que llevas en este lugar, he escuchado ciertas historias y rumores sobre ti. Quería preguntarte si son ciertos.
―Eso depende, me imagino que has escuchado muchas cosas.
―Sí, como la historia de la Criminal Anarquista que escapó de su ciudad por todos los actos ilícitos que cometió, y por eso, ahora es una fugitiva de la ley.
―¡Oh, esa me encanta!. Y probablemente, es la más cercana a la realidad.
―Sabes, en Malgorath una vez se hizo el intento de crear Máquinas del Tiempo, yo fui el astronauta voluntario que utilizó un prototipo. Fue una experiencia peculiar -especialmente por el viaje a través del Tiempo y el Espacio- pero lamentablemente, el proyecto fue descartado.
―¿Qué pasó?― preguntó interesada de manera genuina.
―No cumplió nuestro objetivo. En lugar de ir hacia el pasado para evitar la guerra, terminaba yendo camino hacia el futuro. Unos 20 años más adelante para ser exactos. Quizá eso es lo que te está pasando ahora mismo.
―Ja, es una linda historia, Shawn, pero ¿cuál es la moraleja?. Por lo que veo, no quieres hablar sobre el tema de "¿Qué harías si tuvieras una Máquina del Tiempo?". Lo que quieres es hablar sobre remordimientos. Y no creo que sea el momento y el lugar adecuado para eso.
―No estás entendiendo. Cuando estuviste en tu "País de las Maravillas" te escuché decir que querías redimirte. Pero, ¿redimirte de qué, exactamente?― su pregunta hizo que Sech hablara en un tono más profundo y quebradizo.
―... He hecho algunas cosas de las que no me siento orgullosa. Tal vez quiera comenzar de nuevo. Enmendar esas cosas...
―¡No!― respondió con amargura y haciendo una breve pausa―. ... Lo lamento, Bárbara. Pero eso es lo único que nunca vas a poder hacer.
Jogalo hizo callar a Sech por un momento. Hubiera celebrado ese gran triunfo, de no ser porque platicar durante un buen rato provocó que le diera hambre repentinamente. Sech lo observaba con cierta molestia, y dicho sentimiento se transformó en tristeza. Aún así, pudo volver a comer.
―¿Todavía no has encontrado la fuente de poder de la que te hablé?― preguntó Jogalo.
―No... de hecho, es muy difícil encontrar algo que pueda devolverle la vida a todo un planeta.
―Aún si mi nave estuviera arreglada, no lograré nada regresando a Malgorath con las manos vacías― expresó para después suspirar hondo―. El futuro de mi planeta está perdido.
―... Oye, no te preocupes por eso― respondió mientras levantaba la vista y tomaba la mano de Jogalo―. Tu planeta aún tiene la esperanza de sobrevivir, Jogalo. Eso te lo aseguro. Ahora come e hidratate, nos espera un largo camino por recorrer.
Jogalo se mostró sorprendido por su gesto, en especial porque Sech lo había tocado con su mano de carne y hueso. La conocía muy bien. Sabía que ella solo hacía ese tipo de cosas cuando estaba muy mal consigo misma, por lo que quiso animarla.
―¿Has pensado en tu propio futuro, Bárbara?. ¿Qué harás cuando termine todo esto?.
―¿A qué te refieres?, ya estoy haciendo algo.
―Bueno... es que, no puedes seguir huyendo de la ley por el resto de tu vida, ¿verdad?. Por lo que he investigado, aquí existen las Universidades. ¿Has pensado en ir a una de ellas?― ante la pregunta, Sech se rió en su cara mientras tenía la boca llena, pero a él no le importó―. No, hablo en serio. Tú podrías estudiar en una de ellas. Tienes el intelecto suficiente. ¿Qué te gustaría estudiar?. ¿Qué te interesa?.
―Actuación. Siempre quise ser Comediante.
―Hmmm, Actuación. Es una buena alternativa. O... Negocios. Ingeniería, Robótica, también son muy buenas opciones. Tú podrías enseñar cualquiera de esas carreras, es decir, llegaste a esta ciudad y formaste un imperio con tus creaciones, incluso te consideran una especie de alguacil. Tienes un gran talento, y podrías llevarlo hasta el infinito y más allá. Claro que primero tendrías que pagar por todos tus crímenes. Quizás unos cuantos años en el psiquiátrico te vendrían bien. Si quieres redimirte, puedes empezar siendo un individuo competente en la sociedad.
―No necesito eso ahora. Tengo todo lo que podía querer aquí.
―Oh... es verdad. Pero creo que deberías considerarlo.
―Oye, ¿estás diciéndome qué hacer con mi vida?― preguntó de forma irónica y recuperando el buen humor.
―No estaba tratando de...
―Porque tú no eres el más indicado para hacer eso.
―Está bien, está bien, yo solo...
―Eres un extraterrestre, varado en la Tierra, no sabes nada sobre la vida humana, ¿me estás oyendo, inútil?.
―Ya sé, ya sé, ¡cielos!. El punto de todo esto es que... ah, olvídalo, no hay un punto. Solo quería hacer conversación.
Sech sonrió, ya que se había dado cuenta de lo que Jogalo estaba tratando de hacer, pero le respondió con sandeces para molestarlo. Terminando de comer, vio hacia la ventana de cristal con nostalgia e introspección.
―Ja... tienes suerte, Jogalo― dijo mientras este último alzaba la vista―. .... Solo rompiste las reglas por una buena causa. Nunca tuviste que hacer algo malo para sentirte especial.
Ambos guardaron silencio por un largo rato. Jogalo tenía lástima por Sech. Probablemente, era el único ser en todo el universo que la comprendía a la perfección. Mientras tanto, ella esperó a que su amigo terminara de comer para preguntarle algo.
―¿Has escuchado de las Piedras Quantum?. Puede que esa sea la fuente de energía que tanto buscas. Sí, el Multiverso es muy grande. Todos los acontecimientos del mundo, y todas las realidades convergen, para llegar justo a este momento. Sin embargo, en una de esas realidades, las cosas pudieron haber resultado diferentes.
Personaje inspirado en:
Relato inspirado en una de las escenas finales de El Camino: A Breaking Bad Movie